martes, 8 de diciembre de 2009

Se verá...








Arranco desde el sur, sur periférico, con su circulo al que no conozco la circunferencia, nunca la encontré, tal vez por ser un ciego más y por eso nunca sabremos donde anda esos límites. Claro, para vos es sencillo verlo desde afuera. Eso sí, ojo con nosotros, siempre queremos joderte, cuidado, mucho cuidado. Las veredas por estos lares, las veredas de mi sur están sucias, rotas y desniveladas por por las raíces de los arboles, son barriales de vederas diría Julio, y están bien transitadas.  De día un paso lento y ruidoso, de madruga ligero y algunos murmullos, alto, silencio y esa su cualidad, siempre borracha y drogada de pobreza. Puta dicen algunos, nada que hacer. Atravesada por las luces, siempre son pocas las luces que iluminan las noches de barro, esta la ligustrina que nos cobija. Rayitos luz atraviesan la espesura verde muralla. Es el colador, nosotros escondidos esperando la cena. Un pucho, una cerveza sujetada del gollete y ¡la puta madre el resto ya se humedeció! ¿Chicle o plato de porcelana con fuego? No puedo entrar a casa, mucho quilombo entendes, fijate de de no hacer cagadas y guardá bien eso. La niebla ya jode pero deja lugar a las sorpresas, incógnitas de futuros aparecidos, pero resultaba agradable, porque del temor, supongo que ninguno de los dos era capaz de romper. Las zapatillas ya estaban muy frías, eso creo porque a esa altura uno no lo sabe, sólo lo suponemos luego ¿no colegas? Pobre mi perro, te daría algo pero escasea.
Mi piel se resquebraja y el sudor ya se ha ido, La piel ya no me contiene en ese espacio donde el silencio te permite crear un vacio donde te vas… ¿a quién has de amar Pérfida soledad? Buscaras el rocío que te refresque, Iras por el gélido respirar de la madrugada. Conviértete en un felino y devora una tarántula, La regurgitaras y vuelve hecho un deseo. La realidad te humecta hasta que te lastima la traición. En materia te acostaras sobre los verdes regalados de Camposlargos, Y tú que me extrañas como yo lo hago vos, regresaras, me sanaras. Estaremos como siempre verdes, limpios de los susurros, te fumaras en mí, hasta que el camino vuelva con el obsequio de las vías. Siempre el sur. En esta de las poesías las peores, de los lamentos igual. En un pueblo de no fantasmas, de no irrealidad pero si en lo fantástico recurrente como Lucio. Como naturaleza olvida florece el amor. El cajón marrón, amanecer a la lengua del animal, lengua pegajosa por la mano del amo, su cercano espanto, su cercano respirar. Se rompen los eslabones, libre el cajón, está en libertad una pequeña inyección de Energía salvaje, una pequeña inyección de rintrah. Algo quedó olvidado, respiraba, pero en la oscuridad no se ven los vivos que no dejan de caer. Un sentimiento maldito, claro y puro para el justo que es pecador, el demonio alimenta sabiduría. ¿Todo se conoce? Recorrido en un camino no del todo claro en busca de lago que ya se olvidó. Es hora de ir para que ofrezcas tu valor. El proverbio dice “Así los hombres olvidaron Que todas las divinidades residen en la carne humana, Que el pecho fue roto para ver la debilidad humana” Aquí el justo fue olvidado cuando aun tenía piernas. En la música profunda ha caído todo con los alaridos de Belcebú. Volver… El cansancio pide por el bienestar, mi corazón la cama maldad, tierra de la envidia, hojas y tinta y luces, sexo y un poco más de alcohol, piel, ojos, lluvia y nada sobre natural.

Yo (él) no había sentido. Jamás lo que yo. Él para mí era ya pasado. Lo miro y me dice que una buena poesía debería comenzar así: Bailas en los sentimientos, camino lejano, camino voraz de mí pensar. Conozco todo, hasta tus deseos, por eso te pierden en mi uretra. Saldrás con una sola orden de mis vos ¡Adiós hermosa mujer! Una visión que mira de reojo lo pornográfico, algo así habrá sido justamente.

No deja de ser poesía cuando a la vez se levanta con una moneda. La lengua sobre el papel.

Predominio reservado para lo fantasmal. Sugiere un hombre de transcendencia y vanidad totalmente progresiva. Como goteo después de una lluvia, las ideas que le surgen del dolor principal no causaron por ausencia del equilibrio. Sus ideas lo ponen más cerca del caos que de un planeado cielo. Lo tiene agarrado, sin color definido, culmina aferrado a la vieja cultura y sin importar la libertad que ha conseguido es duramente enfocado. Los hombres de las cuevas en su ceguera quieren ver al resto a su lado, como un par más en la oscuridad. Experiencia que enriquecen más allá de todo sentido, volver atrás y quedarse petrificado a su carácter esta fuera de toda posibilidad. El gran anhelo que puede morir con todo el fervor. Ya un ente que flamea como tal, la cura todavía está a un paso de quedar obsoleta. Acto dulce irracional ambiguo. Concentraciones inmensas. Como dios vid del futuro. Lo más revoltoso y brillante que he visto. La misma añoranza, la misma vida que lo cobre en su paño con toda una ilustre capacidad de olvido.

“Camino voraz de mi pensar”

Una luz privada y cercana de enciende. El terror de esa luz nos encuentra con el acto en las manos. Viejo soldado de trincheras, todo es más dulce de la otra manera. Nuestra luz privada invita mas al abuso, que siga la luz privada o mejor aún, que siga nuestra luz humana. Viviendo o tal vez muriendo, porque es ahí, en ese instante cuando nos damos cuenta que vivir es la forma más lenta de morir. Conozco mis dimensiones, solamente las mías y por eso lector esta realidad ordinaria pide ser entendida.

Deberíamos comprar más cervezas. Son las 4 de la mañana. Caminar como 15 cuadras. Kiosco escondido, lejano y oscuro. Me cambio las zapatillas en casa, no es preferible que me roben las nuevas. Gorro de lana y al camino, después de todo tengo que buscar el cansancio, tengo que buscarlo. Él me dice, que tiene otras buenas líneas para un buen comienzo de poema: “ellas sucumben a mis pies con sus falos entre las manos. El bastardo impostor huye de mi puñal ansioso, reflejo de la inocencia. Maldita, ven aquí, lame con tus lagrimas este sucio terror”

continuará...

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